¿Cómo se vuelve a empezar?



 

La vida nos presenta muchas situaciones, en las que nos vemos enfrentados a tomar decisiones que nos cambian el rumbo que nos habíamos trazado. 

Te cuento cómo viví este cambio en mi vida a nivel profesional, y voy a comenzar recordando y destacando lo que siempre se dice: que las personas no dejan trabajos sino jefes. Más allá de los motivos, el cambio fue devastador porque sufrí de maltratos y faltas de respeto, las que considero inaceptables. Decidí dejar todo atrás, volver a mis raíces, a mis valores, y a mi autenticidad.

Miles de preguntas llegaban a mi mente, llegando a un punto de no reconocerme a mi misma. ¿quién soy? ¿qué quiero para mí? ¿qué me gusta hacer? ¿qué hago bien? ¿cuáles fueron mis errores y qué aprendí de ellos? ¿aprendí algo? Seguro que sí. 

El camino comienza reconectandome conmigo misma y respondiendo a todos esos cuestionamientos. Si trato de cambiar, de encontrar el desafio adecuado, de fijarme nuevas metas, debo liberarme de viejas reglas, que hasta ahora, habían gobernado mi vida. Y les puedo decir que no fue nada fácil. De hecho, a mí personalmente me costó mucho porque el principal problema fue el sentirme absolutamente desvalorizada. Todo mi esfuerzo y mi trabajo habían sido desechados, como quien desecha un pañ uelo usado. Entonces, volver a reconocerme como una persona valiosa, como una mujer emprendedora y una profesional excelente, me costó, y sigue siendo un trabajo diario del que me estoy ocupando. 

Si esas reglas absurdas que nos ponen trabas en el camino se encuentran muy interiorizadas, es difícil liberarnos. ¿Cómo estoy saliendo de esto? En primer lugar, reconociendo que todo en la vida pasa por mi decisión, y para aprender la lección que corresponda. Fue mi decisión poner todo mi empeño y esfuerzo en personas que ya me habían demostrado que no estaban interesados en el crecimiento de su empresa. Yo siempre digo que yo no trabajo para otras personas, sino que trabajo para mí. Sin embargo, ante esta situación, veo que sí me afectó lo que los demás hicieran. 

El cambio se vió facilitado al encontrar nuevas personas que me dieron la mano para salir del pozo en el que me había metido. Ahí una lección: siempre necesitamos a otras personas. 

Entonces, hablo de reencontrarme conmigo misma, con mis valores personales y profesionales. En segundo lugar, pedir ayuda. A esas personas que siempre están, y también a las nuevas que aparecieron. Escuchar, abrir los oidos y el corazón saliendo del encierro en el que estaba. 

La mayor parte de las situaciones en las que ganamos, son gratificantes, nos sentimos felices porque nuestro esfuerzo dio frutos y logramos lo que nos propusimos. Sin embargo, hay ocasiones en que no sentimos la felicidad que esperábamos, o tal vez porque fracasamos en otras áreas de la vida, produciendo un desequilibrio. Puede ocurrir también, sentir miedo a caer, o el equivocarnos en cuanto al valor de la meta. La tercera clave, de acuerdo a lo que viví, es moldear la vida con pequeños cambios, uno a la vez, ponerme objetivos pequeños y a corto plazo. De esta manera, volví a sentir que puedo lograr lo que me propongo. Con este sentimiento, ahora he vuelto a los objetivos a un año, y a dos años. Con el progreso, espero volver a plantearme objetivos a largo plazo. 

Para concluir, armé estos pasos que espero puedan ayudar a otras personas a volver a empezar:

1- Soy conciente de que yo soy la única dueña de mi vida. Todo lo que me pasa es por mí decisión.

2- Busco ayuda. Esas personas siempre están. Solo hay que dejarlas entrar en nuestra vida. 

3- Acepto lo que pasó, me respeto, me perdono y me acepto por haber tomado esas decisiones. Busco el aprendizaje que surje.

4- Me reconecto con mis principios y valores. Busco mi verdad, lo que me gusta y lo que no, lo que quiero y lo que no. Busco mi nuevo propósito en la vida y vivo con integridad.

5- Me propongo pequeñas metas, fácilmente alcanzables para recuperar la confianza en mi misma.

6- Trabajo en mi autovalía y autoestima: yo soy valiosa e importante, y sé que puedo lograr todo lo que me propongo. 

Gracias por haber llegado hasta acá. 


Mariana I. Lloret

Comentarios